01/10/2018

JA2018 - Día 19 - Kioto y Arashima - 1/10/2018

by L

Pasado el tifón Trami sin casi habernos percatado excepto por estar obligados a guardarnos, nos levantamos temprano con un día soleado precioso y el plan de ir a Arashima.

Llegados a Kioto, en el centro de información turística nos indicaron que, por inspecciones de las vías post tifón, estaban cancelados los trenes al destino deseado. La alternativa de era bus 1, bus 2, bus 3 etc. Lo que pintaba super sencillo, por el bendito Trami, se volvió complicadisimo y caro ( los buses quedan fuera del JR pass).

Recalculando, y para hacer tiempo a que estos japoneses arreglaran las vías, nos fuimos al Kinkakuji temple, o templo dorado. A todo esto nos percatamos que contábamos con efectivo solo para llegar pero no para irnos. Las tarjetas cerraban a las 12 del mediodía de acá, 00 de allá, para que las extracciones entrarán el próximo mes y no sé nos complicara tanto la economía.


El templo precioso, dorado de tal manera que enceguece a los ojos, pero atestado mal, como nunca, de gente. A tal punto que te sacaba cualquier intención de quedarte a disfrutarlo.

La realidad es que cuando pensamos en Japón imaginamos en alguna parte del recorrido encontrar un lugar aislado de turistas, locales o extranjeros, pero fue imposible. No sabemos si la razón es que son muchos. Entonces vaya uno donde vaya, aunque sea "poco turismo", ellos son millones y poco para un millón es miles.

Recorrido el templo decidimos hacer pic nic y liberar al monstruo B mientras que F, reboleaba al aire piedritas. No va que le da en el ojo a una niña japonesa que estaba de excursión con su colegio. Sin saber cómo disculparnos (F y sus piedritas, recordar el dibujito que le hizo el año pasado al auto que alquilamos), vemos que se van, y vuelven encabezados por el profesor. Anticipando lo peor pusimos cara del gato con botas pero... resultó que querían practicar inglés! Cómo en Indonesia! Así que luego de disculparnos, conversamos con los niños, y partimos en busca de cash, ya que ya se había pasado el mediodía.
Intentamos con una tarjeta, luego la otra y la otra!!!! Lo peor es que no habíamos llevado las mías. Así que tuvimos que pedirle a D que sacara por nosotros. Ya le debemos la vida después de haber perdido los JR pass.
Superado el mal trago financiero y habiendo visitado varios locales, nos subimos al 59 que nos dejó en las afueras de Kioto en una estación terminal en medio de la nada. Por suerte apareció pronto el siguiente bus que en poco tiempo nos llevó a Arashima donde nos esperaba el bosque de bambú. Este bosque resultó ser un paseo enmarcado efectivamente por los bambú pero con un paredón para asegurar que nadie se aventurarse en ellos. Bastante desilusionados ya que esperábamos poder tirarnos entre medio, dimos un rápido paseo por la calle principal aprovechando a hacer un poco de shopping antes de volver a Osaka por nuestra última noche.



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