domingo, 30 de septiembre de 2018

JA2018 - Día 18 - Osaka y el tifón - 30/9/2018

by G

Nos acostamos con B con la colita paspada. Decidimos sacarle el pañal al gordo, ponerle hipoglos y dormir así. Para que ventee un poco el culito y se le mejore.
Dormir con un bebé sin pañal es como dormir abrazado a la bomba atómica sin saber cuándo ni cómo va a explotar. En cualquier momento podíamos llegar a tener una experiencia inesperada.
Molesto y en pito dio vueltas toda la noche, así que entre los codazos de B, los resortes y el riesgo inminente de amanecer bañados en desecho de bebé, dormimos.

Al levantarnos, sólo fue pis lo que nos cubrió, así que no fue tan grave. :S
Eduardo, el pediatra del gordo, recomendó conseguir Platsul. Claro, cómo si conseguir Platsul acá fuese tan fácil. Con L farmacéutica, bioquímica y habladora de la "lengua internacional", y ayudados por el traductor de Google no debería ser tan complicado.
Nos dirigimos a la farmacia amiga y ahí nos recibió el farmacéutico de turno. Al pobre señor que recién se estaba limpiando las lagañas de un domingo a la mañana, se le pusieron los ojos redondos cuando le dijimos lo que necesitábamos. Ayudados por su cuadernito con palabras escritas en japones-ingles, fotos de Google de bebés con culos irritados, lo que podíamos hacer con el traductor y la interminable voluntad del buen hombre terminamos comprando 2 cremas que aplicaríamos de manera alternada.

Con 10 alertas de tifón que llegaron al celular, a las 10:30 de la mañana salimos a pasear. El cielo parcialmente cubierto no indicaba peligro y lo ocurrido en Buenos Aires claramente estaba lejos como para que nos pegue.

Llegamos a la zona de Namba FC y fuimos a Edisubashi-suji shopping street. (foto 1 y 2).



Nos encontramos que los locales estaban en su mayoría cerrados con un cartel explicando que era por el tifón (foto 3). Otros cerraban a las 14 por lo mismo.


Al paso comimos unos takoyakis, que son una bolas rellenas de pulpo.

13:00 comenzamos a sentir una leve brisa. Nada de agua, solo un viento que acariciaba nuestro rostro y hacia mas amena la caminata.

Paso a paso, llegamos al mercado Kuromon. Un fabuloso mercado donde se pueden encontrar rarezas como erizos, pulpos, púlpitos, pez globo, almejas, ostras y kobe beef (foto 4)


El kobe será una delicia para acá, pero no solo es cara la carne, sino al ver la grasa que tiene y cómo la preparan quemándola con un soplete, te saca cualquier ganas de comerla. (foto 5)


En el camino de vuelta, pasamos por Nippobashi Denden town, la Akihabara de Osaka (recuerdan el anime, el manga y todo eso, no?). Solo que acá, siendo las 13:30 ya estaba todo cerrado. (foto 6 y 7)























14hs, llegamos a Shinsekai, un centro comercial con un lugar lleno de luces, vida y gente. De todo eso acá solo había un par de turistas perdidos, del resto nada. Amenaza de tifón. (foto 8, 9). También tiene una torre hermosa a la que se puede subir y tener una vista de la ciudad... claramente cerrada (foto 10)


De regreso atravesamos el parque Tennoji y al llegar a la estación de tren que nos llevaría de vuelta nos encontramos con la triste noticia de que estaba CERRADA. Ya nos estábamos paranoiqueando un poco con esto del tifon Trami...

A esta altura la calle parecía un capítulo de "the walking dead". Corrimos al metro y si bien tuvimos que pagar el equivalente a 3 cervezas Sapporo de 500cm3, nos subimos sin dudarlo.

15:30hs, bajamos en la estación shin-osaka y ya sentimos la primer lluvia y un viento un tanto mas fuerte. El tifón estaba a la vuelta de la esquina. Fuimos a nuestro super amigo (que cerraba a las 16 POR EL TIFON) a comprar provisiones como para poder subsistir en nuestra guarida el traspaso de este animal.

Faltando minutos para las 16, vimos como la gente que quedaba dentro del super aceleraba su ritmo para terminar sus compras lo más rapido posible.

Ya en el depto, cocinamos, comimos pollo y salchichas con puré, tomamos cervezas y esperamos a Trami... pero Trami nunca llegó. Al menos no donde estamos nosotros. Sólo una lluvia de fuerza media/baja se sintió a medida que la noche fue aplastando el sol.

Una tarde perdida o una tarde para ganar descanso.

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