viernes, 14 de septiembre de 2018

JA2018 - Día 2 - Los Angeles - 14/9/2018

by L

Después de nuestro primer largo día y tras 14 horas de sueño reparador, arrancamos a la 5.40 am nuestro segundo día ( 9.40 Buenos aires). B y F con fiebre para variar así que ibu para todos y a pasear. Arrancamos minutos antes de las 9 en el paseo de la fama. Una gran gran desilusión. No porque tuviera alguna en particular, sino que es menos, mucho menos que algo levemente interesante. Una avenida sucia llena de estrellas con los nombres de artistas de todos los tiempos pero sin mantenimiento. El calor y el clima seco enmarcaban la escena decadente. Hábitat natural de homeless, y gente rara (por ejemplo, un tipo con los pantalones bajos mostrando su ropa interior y superhéroes de Marvel con varios kilos de más intentando acaparar una foto robada para ganar algún dólar). La verdad es que nuestro primer destino dejó mucho que desear.



Retornamos al depto en plan de alimentar a los monstruos, famélicos para este entonces. Vale la pena decir que fue una grata sorpresa después de la primera impresión que tuvo G post chinos. Amplio, lindo, cómodo, y funcional, un 10.

Luego de unas pastas espectaculares y una siesta de 3 horas que se tomo B, partimos con rumbo a Beverly Hills. Nos deparaba un trayecto de unos 25 min que debían ser tranquilos luego del merecido descanso de B, pero no fue así, y luego de pasear las tres cuadras de Rodeo Drive con espectaculares casas de las marcas mas top del planeta, tuvimos que desembarcar desesperadamente en Beverlly Hills Park.




El pequeño monstruo, feliz por su libertad recuperada y haciendo caso omiso a sus parentales, iba y venia a su antojo. Varios accidentes acuáticos tuvimos que evitar para que B no se terminara en el agua con los patos.

Pensando que todo había retornado a la calma, nos propusimos llegar al muelle de Santa Monica, con la idea de aventurarnos en Pacific Park, el famoso parque de diversiones que se ve en todas las películas. Pero no tuvimos en cuenta nuestra delicada situación infantil y el limitado estacionamiento disponible que nuevamente, Hulk en versión mini transformó la misión en una pesadilla.

Caída la noche y con mucho sueno, F, principal interesado en los juegos, se durmió para cuando llegamos al parque. Y si bien B estaba a punto caramelo, su interés y fascinación era mas fuerte por lo que no paraba de mirar las luces de los juegos como si fueran a esfumarse en un instante.

40 min de vuelta en paz, ambos niños dormidos, y los adultos disfrutamos del la paz y silencio tan ansiado.
































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