domingo, 16 de septiembre de 2018

JA2018 - Día 4 - Los Angeles - Long beach y Hermosa beach - 16/9/2018




by L

Superado el primer día de playa y con las evidencias del mal uso del protector solar en nuestros cuerpos calcinados por lugares, decidimos reproducir el éxito de los chicos con un segundo día de mar.

Engañados por las fotos prometedoras, nos acercamos 40 km a Long Beach para encontrarnos con ciudad importante y un enorme puerto lleno de cruceros :(!. Nos alejamos lo máximo que pudimos para darle una oportunidad, bajamos del auto con vistas a anchas playas (más que Long Beach debiera llamarse Wide Beach) pero el agua tenía claros indicios de aceites y otros combustibles. Dicho eso, esperamos a que B y F se cansarán mucho mucho para retomar hacia Santa Mónica, nuestro lugar en LA. Pero atemorizados por el pronóstico de Waze a nuestro destino, decidimos acercarnos a alguna cercana playa al sur de Santa Monica, destino elegido hermosa beach.




Con ambos niños dormidos y con el sol en lo alto decidimos hacer una parada estratégica en un parque de niños que resultó ser espectacular.




 

Ya con un sol más bajo, nos acercamos a la playa para sorprendernos de que hermosa beach realmente era hermosa. con un encanto propio, ordenada, casas divinas sobre la playa un agua relativamente calma, ideal para los nenes. No sabemos si por un problemita que tuvo B en la playa del puerto de Santa Mónica, que cuyas aguas revueltas hizo que B no solo perdiera la gorra, sino que terminé tumbado adentro del agua, pero el mar es a lo único único que le tiene respeto. Para ir al agua pide UPA y señala lloriqueando su destino, llega al agua y pide irse del agua, siempre a UPA, y así podemos estar eternamente. Pero para él resto es una tortura, se va solo caminando por la playa, correteando gaviotas, se trepa a todas las casitas de los bañeros que encuentra, va a los grupos de gente hablándoles ewok, no para de deambular!!!!!! Y nunca mira o busca a sus progenitores...

Diciendo adiós ya con idea de armar temprano las valijas y por primera vez, de darles de cenar a los enanos en horario apropiado, nos subimos al auto para prender la retirada ya qué al día siguiente nos tocaba la Odisea del viaje eterno a Japón.

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