26/09/2021

EU2021 - Día 2 - Toledo - 26/09/2021

by G

Nos levantamos tempranito. 7am estábamos arriba. Bastante bien para un jetlag de 5 horitas.

Para colmo, el hospedaje de nuestro amigo airbnbeano Ricardo se encontraba a pasitos de la plaza Zocodover, centro neurálgico de la ciudad.

Después de un desayuno improvisado (hicimos café con 2 servilletas y pan con mermelada) y de acomodar las mochilas, salimos a eso de las 9 a caminar. Notamos que los españoles en general no madrugan. Por lo que las calles, a esas horas, eran nuestras.

Pasamos por la Catedral de Toledo, pero como se estaban preparando para la misa, no nos quedamos mucho tiempo. Bruno se fue del lugar pareciendo haber aprendido la lección. "Aca mama, es donde cuentan cuentitos, no?" repetía una y otra vez al salir ante la mirada de los fieles que iban llegando a la misa dominical (fotos 1-4).

Al salir nos encontramos con que había varios museos gratis hasta el 30 de Septiembre, por lo que aprovechamos la promo y entramos al museo de El Greco y a la Sinagoga del Tránsito /(5). El primero lindo, al segundo no le encontramos interés.

Luego seguimos camino hacia la judería y nos topamos con una pequeña plaza donde C y B jugaron un rato mientras nosotros admiramos las vistas y los segundos de soledad (6 y 7).

El templo cristiano donde sí entramos pagando fue el Monasterio de San Juan de los Reyes. Un edificio gótico, mandado a levantar por los Reyes Católicos en 1476 en medio del barrio de la judería. Lo que más nos gustó fue su claustro y patio central (8-10).

Eso sí, el monasterio es muy lindo, pero también muy abajo de la ciudad. Y lamentablemente todo lo que baja, tiene que subir. Y si estamos pisando la 1 del medio día y los niños no comieron, la cuesta arriba se hace MUY arriba.

Con Bruno alternando gritos de "quiero andar en algo" y "las piernas se me cansan" fuimos subiendo habiendo engañado el estómago de los pequeños con algo que parecían chizitos.

Luego de unos laaargos 30 minutos logramos llegar nuevamente a la plaza Zocodover donde nos sentamos a almorzar por primera vez en todo el viaje. Claramente de haber estado solos hubiéramos elegido comer un arroz a la toledana ó un cochifrito manchego. En su lugar terminamos en "El Rey de la Hamburguesa", también conocido como "Burger King". Después de todo, fue el precio que tuvimos que pagar para convencer a B que subiera esa maldita colina (11).

Con la panza llena y el corazón contento, pero sobre todo con los 2 chicos vivos, nos fuimos al Alcázar de Toledo que está a pasitos de la plaza.
El término Alcazar, proviene del árabe "Al Qasar" que significa "fortificación" y si los españoles le dicen "uifi" al "wifi" no me sorprende que le digan Alcazar al Al Qasar.
Como se imaginarán, como toda fortificación, se encuentra en la parte más alta de la ciudad, por lo que las vistas desde ahí son espectaculares (12-15).

Por dentro, no solo se puede apreciar la arquitectura del edificio, sino también es sede del museo del ejército y de restos de una cisterna romana y muralla arabe. En resumen, nos divertimos entre armaduras, ballestas y cañones.

Aprendimos también que los números negativos no tienen lugar acá. O al menos eso inferimos después de terminar entendiendo que el piso 3 era la PB y los pisos 2 y 1 eran los subsuelos. Comprender eso nos llevó un par de paseos en ascensor.

Para las 15:30 ya estábamos dejando la ciudad.

Con los chicos agotados y comidos nos subimos a nuestro pitufo y emprendimos camino a la ciudad de Córdoba. El trayecto fue fabuloso. No solo por las maravillosas rutas, el sol radiante y el paisaje árido. Los 2 menores se durmieron todo el trayecto!
Eso si, al pitufo las subidas le cuestan más que a Bruno. Aprendí que apretar el acelerador con los 2 pies no hace que el auto tenga más fuerza. Lo que sí es bueno es que esta porquería consume menos de 5 litros cada 100km.

3 horas y 350 km después, a eso de las 7, estábamos llegando a Córdoba. Domingo por la noche, con la mayoría de los super cerrados tuvimos que improvisar.
Sin horno, sin aceite y con unas hornallas de inducción intentamos hacer unas merluzas rebozadas. El humo negro fue una clara señal de que la cena no habia salido muy apetitoza.

Así nos fuimos a dormir.















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