20/09/2025

IS2025 - Día 8 - Islandia - 20/09/2025

by G

Nos despertamos a eso de las 9 con el canto de los gallos. Seguramente esos hdps se pusieron a cantar mucho más temprano, pero por suerte nuestro detone hizo que no los escucháramos.

Arrancamos relajados. Desayunamos, acomodamos algunas cosas y nos propusimos sumar a nuestro plan del día un objetivo estrategico: Encontrar un lugar, preferentemente que no nos desvíe más de 100km de nuestro recorrido, en el que se pueda comprar alcohol. Así fue como conocimos Vinbudin, la única tienda islandesa que vende alcohol. De administración estatal, el único lugar donde te podes comprar una cerveza, si estas dispuesto a dejar un riñon (una lata de birra sale entre 4 y 6 usd).

La primera parada del día fue el Kerid Crater, un bebé volcan de apenas 6500 años. Hoy apagado, pero lleno de agua en la boca. Con paredes rojas por el hierro oxidado volcánico y agua verde, da un contraste que lo hace super fotografiable.





Luego pasamos por Vinbudin y nos hicimos de provisiones como para poder afrontar una pandemia en un búnker. Saliendo, luego de subirnos al auto, me tomó de sorpresa una agradable señora que me comenzó a tocar el vidrio. Se la veía preocupada. Me había visto subir al auto sin mis latas de cerveza. Me preguntó si no me las había olvidado en el local. Cuando le dije que se quede tranquila, que las habíamos guardado en el otro auto, se rió y se fue. Una demostración clara de que la simpatía está cerca del alcohol.

Urridafoss, una catarata cuyo mayor encanto era que no había nadie. Una cascada de a penas 4 metros de altura y 229 metros de ancho. Algo as como un escalón gigante. En el contexto de lo que nos esperaba luego, totalmente prescindible.



De todas maneras, creo que lo que no ayudó mucho fue el viento. Acá nos dimos cuenta que el frio no se mide en centígrados ni en farenheit. El frío se mide en km/h ya que la velocidad del viento tiene una relación directa al grado de cagada de frío que uno experimenta. Cuando el viento se calma, está para ponerse a tomar sol. Cuando arranca el chiflete, necesitas una sábana para contener los mocos.

Seljalandsfoss es donde arranco la diversión. Porque al frío y al viento le sumamos el agua de la cascada.
Por suerte vinimos preparados. Salvo las bermudas de jean, nos pusimos todo lo que encontramos en las mochilas. Leyeron bien el nombre, no? SEL JA LANDS FOSS. Bue, acá todo es así.





Lo especial de la inpronunciable cascada es que podes pasar gratis por detrás de ella. Lo que no es gratis, es salir, porque para eso tenés que atravesar un chorro de agua. Si no estás bien preparado el agua se te filtra a los lugares más recónditos de tu cuerpo.

Algo que no muchos saben o no quieren hacer es caminar unos 400m más para llegar a la cascada escondida de Gljufrafoss (a esta altura ya deben sospechar que "foss" significa cascada).
Se encuentra dentro de una cueva a la que llegas saltando de piedra en piedra mojada. En el corazón de la cascada te espera una piedra como la del rey león. Ese es el spot justo para sacarte una fotos y sentirte el rey de la selva. Claro que para entrar, también te mojas. Sepan que fue la voz de la inconciencia la que nos hizo entrar con los niños. Y esa voz tuvo razón, porque valió mucho la pena. Para este caso, esa voz fue la de L.





Para finalizar el día, partimos hacia el hospedaje en Hvolsvöllur. Un cabaña en medio de la nada nos esperaba. Con la noche estrellada, algunas cervezas y nuestra sugestión positiva al máximo creímos ver lo que sospechamos fue una tenue aurora boreal. Les dejamos la foto para que Uds creen su opinión.


Una noche de "No, thanks" y a dormir!







No hay comentarios:

Publicar un comentario