26/09/2025

IS2025 - Día 14 - Islandia - 26/09/2025

by G

Nos levantamos con lluvia torrencial. Finalmente, después de tantos días amagando se materializó el diluvio. Por suerte estábamos en el departamento de Kitty!

Pero eso no nos iba a detener. Después del medio día, con los huevos de un toro con hidrocele, decidimos ignorar el clima y salir. Después de todo era nuestro último día en Islandia y había que aprovecharlo a como de lugar.

Pasamos por Seltun, otra colorida área geotérmica con sus tonos y olores ya caracteristicos. Sobre todo el olor al que nunca te terminas de acostumbrar.

                            

Nuestro destino principal para el día de hoy era Blue Lagoon, el balneario geotérmico más famoso de Islandia que se caracteriza por sus aguas de color azul lechoso y temperaturas de 40 grados. Fue creada artificialmente en un campo de lava y formada con los desechos de la planta geotérmica Svartsengi que esta al lado. Aunque el agua está naturalmente calentada por actividad volcánica subterránea, la laguna en sí es completamente artificial. 

El circuito de ingreso, al menos a mí me resultó un poco confuso. 

Te vas moviendo con una horda de personas que te van señalando puertas sin mucha instrucción de qué tenés que hacer en ellas. Pasas por un molinete y llegas a unos lockeres. Ves gente desnuda. No entendés si están llegando o si se están retirando. Algunos secos, otros mojados. Asumis que te tenés que sacar la ropa. Ves a un coreano secándose el pelo y armándose el jopo.  También a un indú paseándose en pelotas por todo lados como si tuviera algo imponente por lo cual sentirse orgulloso. Pones las cosas en el locker y vas por unos pasillos hasta llegar a unas duchas. A bañarse. Cuando salís de ahí te preguntas... Y ahora? Vuelvo al locker? Ves gente que vuelve y otras que no. No volves sino que decidís seguir para adelante. Te pones la malla. Estás cagado de frío y nadie te dan una toalla. Llegas a un lugar donde hay gente en bata y hay cientos de ojotas tiradas en el piso. Te preguntas si es una especie de ritual voodoo. Mientras te seguís cagando de frío. Tu hijo tiene la misma inseguridad y te mira buscando confianza. Obviamente pones cara de que sabes lo que está pasando. A un costado encontrás una rampa con agua y una puerta, dejas tus ojotas, te metes en el agua y cruzas la puerta. El frío de los 5 grados te congela la cara pero sentís alivio al ponerte en cuclillas y que el agua caliente te comienza a revivir.

Después de esa puerta comienza la experiencia Blue Lagoon. Les cuento como la vivi yo:

La profundidad de la pileta debe ser de 1m, por lo que para no cagarte de frío te moves agasapado y dando pequeños saltitos. El agua azul es salada a más no poder, por lo que no es buena idea sumergir la cabeza. Luego te encontrás con gente con máscaras de barro de distintos colores. De golpe vuelve sobre tu cabeza la idea del ritual voodoo. Decidís sumarte vos y tu familia a esa experiencia y terminas blanco como Loki en Vikings. Mascara que por cierto, también es salada. Te cruzás con cosas bizarras, cómo un grupo de japonesas que con unos 50 años decidieron entrar al agua con bracitos para niños. Mientras tanto, por las pasarelas que se encuentran en el borde de la pileta se pasean empleados vestidos de negro mirándote cual guardias del Juego del Calamar. Una vez que tenés los dedos lo suficiente achicharrados salís, te bañas nuevamente y estás fuera.



Luego de la particular experiencia, encaramos la visita al volcán Fagradalsfjall con expectativas de ver lava líquida. Después de todo, había hecho erupción hace 4 días! Llegamos por la tarde, cuando estaba comenzando a bajar el sol. El impulso aventurero apaciguó al instinto de supervivencia y nos hizo encarar el trekking de 2,5km al spot donde estaba la lava. Lo que no decía el cartel es que esos 2.5km incluian subir casi unos 500m hasta los más alto de la montaña! A C y a B les costó. A nosotros nos costó, pero llegamos. Un escenario un silencio sólo interrunpido por el ruido del viento y el griteria de nuestros hijos, lava negra hechando humo y la ausencia de lava liquida. Fue justo ahí, cuando llegamos a la cima que explotaron un mix de sensaciones en mi cabeza. Complacidos por haber alcanzado el objetivo, decepcionados por no ver lava roja, asustados por ver cómo comenzaba a anochecer. Con los últimos rayos de luz y a camino firme volvimos a la base, nos subimos al auto y regresamos a la casa.


        

No hubo mejor noticia que entrar al departamento y encontrar que M y J nos estaban esperando con un pollo con arroz listo y el vino frío que nos había dado Kitty.

Así finalizó nuestra vuelta por Islandia, destino al que probablemente volvamos algún día.

                                                 

Mañana nos vamos a Toronto!

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