by G
La primera parada del día fue la cascada oculta de Donegal. Que como su nombre indica es dificil de encontrar. Con viento y frío, la técnica de siempre consta en ponernos todo el abrigo que tenemos en la mochila. Y estábamos ahí luchando con los nenes cuando a C le agarró un berrinche. Nunca terminamos de entender, pero al parecer algo de todo lo que tenía puesto no le quedaba del todo cómodo. Y sí, se parecia a Maggie con el traje de estrella:
Una pareja de irlandeses presenció la escenea desde lejos... ella Patsy, él Albert, intentaron ayudarnos. Ella en un principio se puso a hacer monadas imitando a C para ver si eso ayudaba. No funcionó.
Lo segundo que intentó Patsy fue comprarle unos chocolates. Eso sí fue un éxito. Todos sabemos que a C eso la puede. Una vez más, un gesto que demuestra por qué queríamos volver a este hermoso país.
Por supuesto, aprovechamos la oportunidad para darles una vaquita y seguir así sumando consumidores de dulce de leche.
La cascada oculta, que por cierto está bien oculta. Requiere de múltiples destrezas para ser alcanzada.
Tolerancia al frío extremo, ventosas en los pies para no resbalarse en las rocas mojadas, nivel 1 de montañismo y con marea alta, experiencia en diving en aguas frías. Algunas las tenemos y otras no, por lo que no pudimos llegar. Nos retiramos de la escena abatidos y encaramos para nuestro segundo destino del día... Slieve League, una elevación al borde del oceano que alvanza unos 600m sobre el nivel del mar.
Con el parking en la base y una caminata hacia la cima. La subida, con C en los hombros cantando "un km a pie, no es nada, no es nada" el tema se puso interesante. Al principio no entendí por qué los que bajaban me miraban con cara de compasión. Luego entendí que lo que parecía ser una caminata de 30 minutos "facil" (según las reseñas de quienes dejaron su comentario en google), terminó siendo en un recorrido de 2 horas.
Eso si, todos los que nos cruzábamos estaban maravillados por el outfit de hiking de C.
Llegar a la cima es sentirse Rocky en los más alto de las escalinatas de Filadelfia. Y las vistas desde esa altura son realemnte impresionantes.
A la noche terminamos en un pub en Westport llamado PorterHouse. Dubitativos y sin saber si se podía entrar o no con niños nos mandamos. A diferencia de la noche anterior donde habíamos terminado en un bar-restaurante, esto era un pub. El típico bar donde no hay comida, sólo de borrachos, música y mucha cerveza. Nos mandamos.
El lugar estaba amuchado. No cabía un alfiler y sólo había gente con uno o dos vasos de cerveza en la mano. Estaban pasando música y no había donde sentarse. Nos mandamos al piso y pedimos dos Murphy's. C y B quedaron maravillados con la música y no les importo que no hubiera comida.
Escucharon en vivo las canciones que les hicimos escuchar en la ruta. Pasaron temas como Galway girl, "Take Me Home, Country Roads", "The Fields of Athenry" entre otras. Mientras C bailaba con su vestido de brillos de Halloween y decía "está la conozco", B miraba hipnotizado a los músicos.
Durante la noche reafirmamos que si los irlandeses son felices y amigables, cuando toman unas birras potencian esas dos cualidades. Así fue como nos hicimos amigos de medio pub.
Desde los que tocaban, a la gente del público. Hasta una señora se nos acercó para decirnos si teníamos una cámara para sacarnos una foto. Según ella éramos una hermosa familia.
Que lindoooooo!!!!
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