Nuestro día arrancó nublado, pero sin lluvia.
Luego de una pasada por el fantasmagórico pueblo de Sogndalsfjøra, la ruta nos llevó por el camino de los glaciares. Un recorrido que alternaba picos con hielo, fiordos y tuneles nos hizo llegar hasta Bøyabreen.
De color azulado y con múltiples cascaditas de agua bajando por la montaña, es un perfecto lugar para sacar algunas fotos. La pureza del hielo hace que absorba los colores amarillos y rojos y disperse el azul. En resumen, un efecto óptico es lo que explica su color. También tenemos la explicación terraplanista que dice que en el centro del glaciar viven duendes que les encanta vestirse de azul.
Sea cual sea el motivo, hay una cosa que no genera debate. Al lado del glaciar, te cagas de frío. A medida que uno se va acercando al glaciar, tu cuerpo también comienza a experimentar un cambio de color. En mi caso, mi piel que con 20 grados reflejaba un tostado caribeño, se fue transformando en azul al llegar a los 10 grados para finalizar con un color violacio cuando se alcanzan los 5 graditos.
Para almorzar, buscamos un pueblo random. Así fue como terminamos en Mundal. Un pueblo de pescadores más, pero no por eso menos pintoresco.
Hemos leído mucho sobre cuales eran los mejores pueblos, cuales eran los mejores glaciares o los mejores fiordos. Mi recomendación sobre la materia es que si vas a dar vueltas por Noruega, no te vuelvas loco por llegar a un destino en particular. Todos los spots son equivalentemente alucinantes.
Pasado el mediodía nos pintó el hambre, pero chocamos con la realidad. Hoy es domingo y por lo visto en este país cierra todo. No hay supermercado, no hay centro turístico, no hay farmacia. Claramente no es un país pensado para el turista improvisado que no sabe en qué día de la semana se encuentra. Habíamos leído sobre el horario temprano en el que cierran los locales, pero el hecho que los domingos este todo muerto nos agarro de sorpresa.
Sin mucha opción, sólo pudimos parar en una estación de servicio donde pudimos adquirir unos cafes con sabor a agua sucia.
Para las 16hs comenzó a lloviznar, por primera vez en nuestro viaje por lo que emprendimos la vuelta a la casa. En la ruta de vuelta, otra vez glaciares, otra vez fiordos y otra vez.. túneles. Los primeros 10 túneles me parecieron alucinantes. El túnel 15 dejó de asombrarme. Ya atravesando el túnel número 25 me esta comanzando a romper un poco las pelotas. Túneles oscuros, casi en tu totalidad rectos, sólo pueden hacer una cosa.. Invitarte a dormir. Obviamente que si uno se duerme, muere. Pero si no muere pasa algo peor. Uno sale del tunel sintiéndose la reencarnacion de Víctor Sueiro.
M terminó improvisando una cena con las sobras y terminamos la noche jugando al Pedro con un mazo de cartas que encontramos en la casa.
Mañana viajamos a Bergen!
Excelente, G!!
ResponderEliminarQué buenas fotos!!! No solo las de los paisajes, las de B y C, las de conjunto y las de ustedes de dos, todas muy buenas!!!
ResponderEliminarMuy bueno Noruega, no?