Nos despertamos temprano para enfrentar un largo recorrido. Hoy manejamos desde Galway hasta Dublin para luego tomar un avión que finalmente nos aterrizaría en Dubrovnik, Croacia.
Por la mañana el bar nos ofreció un desayuno irish que constó de cosas como chorizo, dos tipos de morcillas, huevos revueltos, huevos poche en una tostada con palta, porotos, unos filetes de cerdo y papas fritas. Imagino que piensan lo mismo que yo... que eran las sobras del día anerior. Pero no, eso es lo que se clavan todas las mañanas. Por suerte pudimos pedir que nos sumen unos croissant y escones.
Sinceramente no sé cómo hacen para comer la morcilla con el café. Acaso la mojan ? Cuesta imaginar esa mezcla donde el aceite de la morcilla quede flotando sobre el café.
Luego dimos un vueltita rápida por el centro de Galway. Recorrimos los restos de la muralla antigua (los que queda por fuera del shopping, el Spanish arch), Quay Street la calle más animada de la ciudad, llena de bares que estaban ya a las 11 am abriendo sus puertas, y el barrio latino. Por último, finalizamos la recorrida por Eyre Square con su mercado, y el puerto. La realidad es que Galway es una linda pequeña ciudad que nada tiene para envidiarle a Westport.
Para las 12 salimos hacia el aeropuerto. La autopista que une Galway con Dublin es un lujo.
Dejamos Irlanda y con un poco de nostalgia nos subimos al avión. Un viejo provervio Chino dice... "Todo lo que sucede una vez puede que no suceda nunca más. Pero todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera." Definitivamente vamos a volver.
Luego de un momento de furia en el control de seguridad por parte de B que no se quería sacar las zapatillas, que desencadenó otro momento de ira de C en el Lounge del aeropuerto, subimos al avion. Y por suerte fue un viaje placentero.
Despues de aterrizar en Dubrovnic, el Uber nos dejó a las 22 hs en el medio de una calle oscura, rodeada por un condomunio de edificios.
Las indicaciones de nuestro host eran "Ulica Kralja Tomislava 6, el apartamento está en el segundo piso y el apartamento de Ivkas está en la puerta". Casi como la pista de un juego de escape.
Primero dimos un par de vueltas hasta que pudimos confirmar que la calle era la correcta. Ulica Kralja Tomislava estaba escrito en una pequeña placa sobre uno de los edificios. Después entendimos que "6" no era una altura, sino el número del edificio. Ahora... "El apartamente de Ivkas" nos dijo. Cómo se supone que ibamos a encontrar el departamento de Ivkas? Era tarde, estaba oscuro. Por mas que gritamos "Ivka!", nadie contestó. No era más fácil pasarnos el número de departamento ó al menos un color de la puerta?
Bueno, nunca comprendimos que en la literalidad del mensaje estaba la clave. Los departamentos tienen en la puerta el nombre de los dueños en una placa. No hay numeros! Asi que nos mandamos por el oscuro palier que estaba abierto, subimos al segundo piso, y en una de las 5 puertas del piso brillaba una chapita que decí "Ivkas".
Con los nenes cansados, improvisamos una cena con sanguchitos y a dormir.
Llegamos a Croacia!
Hasta mañana.
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