EU2024 - Día 2 - Rio - 01/09/2024

by G

Mi cuerpo siente los efectos del macho alfa que dijo "no me pongas protector". En su momento pareció lógico. Un ratito de sol en esta piel caribeña, no podría realizar daño.

Claramente me autopercibo de piel mucho más curtida de la que realmente tengo. O simplemente ignoro el hecho de venir de un invierno que escondió mi piel del sol por meses...
En fin, esta vez la autopercepción chocó con la realidad , y obviamente para cuando comenzás a sentir el ardor en tu cuerpo, ya es tarde para calmar el fuego. Así que este ardor me acompaño por el resto del día.

El hotel no tendrá early check-in, pero sí tiene desayuno continental.
Y después de haber dormido casi 12 horas (ayer nos acostamos a las 20), sentimos que por más de no tener hambre debíamos comer.
Lo que no deberíamos haber hecho fue comer a explotar.
Creo que el hecho de enfrentarte a un lugar con toda clase de comidas ó el ver cómo otras personas van y vienen con sus platos llenos de cosas, hace que de alguna manera te termines contagiando. El efecto masa aplicado a un ambiente culinario.
De un momento a otro, y casi sin explicación, uno termina con la mesa llena de platos con alimentos que en el fondo, muy en el fondo, no querías comer. Eso mismo, cuando se junta con la sangre tana que te impide dejar el plato sin terminar, es una combinación fatal.

Así fue como pasaron las frutas...sandia, mango, y claro, no podía faltar el imperdible abacaxi. Cómo dejarlo pasar, si tiene un dulzor que sólo acá se encuentra. A esto se le sumaron una variedad de yogures , jugos, cafe, panificados, huevos revueltos, tostados de jamón y queso y obviamente más pao queijo.

Sinceramente no sé qué pasó, pero algo de todo eso estuvo de más. Con un café con 2 tostadas estabamos bien.


Ardido en partes random de mi cuerpo, encaramos para la playa.

Esta vez la corriente se llevo la basura. Lo que en esta oportunidad trajo el Domingo fue mucha gente. Para las 10, la playa estába colmada.

                                 
Voy a tratar de describir la escena.
Estábamos nosotros con nuestras toallas, metidos en el medio de centenas de brasileros disfrutando de su Brahama helada. La arena blanca, el cielo despejado. A un costado el pan de azúcar, en el otro los morros... Y justo delante nuestro... La comunidad del pozo.
La comunidad no sólo estaba compuesta por nuestros hijos. A ella se le fue sumando todo niño que pasaba cerca.
Tengo la teoría que la comunidad del pozo producía algún especie de feromona irresistible para cualquier infante que estuviese a menos de 50metros.

                           

Mirándolos como luchaban contra el agua que les impedía seguir avanzando en su pozo me pregunté de dónde saldría ese instinto por cavar.

No tengo la certeza, pero tampoco la duda que seguramente ese impulso es generado por algún gen primitivo, probablemente proveniente de la cruza del homosapiens con algún canino.

Luego de una mañana de playa, era tiempo de comenzar el viaje a Copenhague.

Una ducha rápida, Uber al aeropuerto y arriba de nuestro avión. El primer avión nos llevó de Rio a gran aeropuerto de Heathrow.

El avión de British fue realmente cómodo. A pesar de haber viajado separados (los chicos por un lado, las chicas por el otro), podemos decir que el viaje fue placentero. O al menos en su mayoría. Si no fuera por el pequeño detalle del final, todo hubiera sido de 10.

Algo de turbulencia en el aire ayuda algunos a dormir. A otros que se les sacuda el buzo generando que ocasionalmente acobijan los aparatos dentales de tu hijo que se había sacado para comer. Esa misma turbulencia que puede hacer que se caigan al piso sin que te des cuenta.
Algo que puede ocurrir. Ahora lo que no debiera ocurrir es que si la azafata los encuentra los tire a la basura... algo que nos enteramos al aterrizar.

Entre los llantos de B y la mirada fulminante de L entendí que por un rato iba a ser maltratado por mi familia.
Pero esto será parte de otro día.