La escala fue en el aeropuero Heathrow cuya imensidad y cantidad de terminales te innvita a perderte. Por suerte el cupo de cagada semanal ya lo tengo cubierto y no fue el caso de esta oportunidad. Y eso que había otro avión que también iba a Copenhague en el mismo horario con una aerolínea que salía en una terminal que se encontraba en la otra punta del aeropuerto. Esta vez el ser divino nos iluminó y por suerte no caimos en ese error.
Llegamos bien a la conexión.
El avion a Copenhague fue sin sobresaltos y el aeropuerto nos recibio con unos llamativos y muy bonitos pisos de madera. Pisos que junto con la gente rubia y alta que iba y venía te generanba la impresion de estar dentro en una revista de interiores más que en un aeropuerto.
Para las 13:29 la fría Copenhague nos recibía con 29 grados. Estoy comenzando a creer que el consejo de L de dejar la ropa térmica tenía algun sentido. No le digan nada a ella.
Para movernos por la ciudad sacamos el pase libre por 72hs que nos resolvería el problema transportístico.
El metro autómata nos llevó hasta la estacion de øresund y desde ahi caminamos hasta nuestra casa temporaria.
La caminata atravesó una serie de condominios compuestos por edificios de máximo 5 pisos y cuya principal característica era el exceso de ventanas de gruesos vidrios y pocas persianas.
Sin cámaras ni rejas nuestra primera impresion fue de seguridad.
Pero lo que más nos llamó la atención por lejos fue... el silencio. No terminamos de entender cómo se comunica esta gente. Y no hablo del idioma cuasi aleman del cual no se les entiende un palabra. No... me refiero a que no se los escucha. Hablan bajo y no hacen ruido. Acá parece que ni los bebes lloran.
Digamos que todo lo contrario a Roma donde el griterío y los bozinazos son las estrellas del lugar.
Eso si... una calma que no duraría mucho. Nuestros hijos tardaron 5 segundos en romper la armonía.
Otra cosa que nos llamó la atencion fue la cantidad de bicicletas. En todos sus tamaños y formas, es el medio de transporte por excelencia. Algo que atraviesa a todas las clases sociales. Desde un ejecutivo en traje, una madre que sacó a sus hijos del colegio y hasta un borracho que si bien podia zigzaguear, no se sale nunca de la ciclovía.
Otra cosa que nos llamó la atencion fue la cantidad de bicicletas. En todos sus tamaños y formas, es el medio de transporte por excelencia. Algo que atraviesa a todas las clases sociales. Desde un ejecutivo en traje, una madre que sacó a sus hijos del colegio y hasta un borracho que si bien podia zigzaguear, no se sale nunca de la ciclovía.
Y esas bicletas te las encontras tiradas por todos lados. Luego entenderiamos que es una ciudad que tiene 1 bicicleta por habitante. Donde la cantidad de bicicletas supera a la cantidad de autos y donde al nacer el a los bebes le entrega una bicicleta antes que el chupete. Bue, puede que lo último no sea exactamente asi.
Dejamos las cosas en lo que sería nuestra morada para los próximos 3 días (una especie de container 80% cubierto por ventanas) y siendo las 16 salimos rumbo a un playa que está cerca. Sin olas, con molinos de viento, unos especie de pileteones públicos y gente desquiciada metiéndose en la cristalina pero gélida agua.
Claramente los 20 grados de ellos son los 30 nuestros.
Tambien están los valientes costeros. Que vienen vestidos (algunos con ropa de trabajo), se ponen en pelotas delante de todo el mundo, se tiran al agua, hacen unos largos y después se vuelven a cambiar.
Esto y el hecho de que no tengan persianas ni cortinas en muchas de sus ventanas da a entender lo poco pudorosos que son.
Para la tarde nos encontramos con Jorge y Marisa quienes se unirian a la odisea de tratar de domar a C y B.
Con ellos improvisamos una cena compuesta por schnitzel de pollo, schnitzel de cerdo y papas al horno. Todo esto acompañado por una cantidad insuficiente de cervezas Carlsberg y comido con unos tenedores de madera balsa que L se aprovisionó del avión (alguien se robó los de la casa y no hay cubiertos).
Un último pensamiento final mientras escribo...
Alguien me puede decir cuál es la necesidad de poner la tecla de la luz de los baños del lado de afuera? Claramente está gente no tienen hijos como los míos a los cuales les encanta jugar con la teclista mientras uno está en plena meditación.
Que buen viaje chicos!! A disfrutar!
ResponderEliminarLa tecla se pone del lado de afuera para evitar accidentes eléctricos cuando la humedad en el aire del baño es muy alta.
ResponderEliminarque interesante todo lo que nos contás. salvo por el aparato de ortodoncia todo está siendo lindo e interesante, especialmente la sociedad dinamarquesa. un abrazo enorme y sigan disfrutándolo. Tía Silvia
ResponderEliminar