EU2024 - Día 5 - Copenhague - 04/09/2024

by G

La noche fue larga. Por un lado porque dormimos hasta las 10am. Por otro, porque nuestros pequeños monstruos no se querian dormir. Nosotros a las 23 desistimos y ellos hincharon las guindas hasta pasada la 1 de la matina.

La mañana no fue muy distinta. Entre llantos y gritos a las 11 arrancamos el día.
Marisa y Jorge están viendo de comprarse un paquete de galletitas de agua para cortarse las venas.

La primera parada del día fue el palacio de Christiansborg. De estilo medieval en sus orígenes en los 1100 y mandado a construir por nuestro amigo Absalon.

              

Albergó familias reales hasta su primer incendio en 1794. Luego fue incendiado y reconstruido en varias oportunidades. Hoy es utilizado por el primer ministro, el parlamento y la corte suprema. Único en el mundo que tiene los 3 poderes en un mismo edificio. Atento a los anarquistas!

Si bien no entramos, subimos a la torre que es de acceso gratuito y te permite tener las mejores vistas de la ciudad.

Por suerte para nosotros, pero más que nada para nuestros hijos, al llegar a lo más alto de la torre el comportamiento de los niños ya estaba normalizado. Creo que en el fondo aún tienen activo el instinto de supervivencia que los hizo llegar hasta estos días.

Bajamos y cruzamos la caballeriza real que constaba de dos caballos enanos, gordos y algo despeinados.
Ya habíamos leído que la realeza danesa es de las familias menos ostentosas de Europa, pero llegar a tener estos caballos tal vez es un poco mucho.

Almorzamos en un lugar llamado PUK, que según B "parecía rico". Se ve que nuestros hijos están acostumbrados a que los llevemos a lugares más cutres. Nos lo había recomendado Pedro, el guia del walking tour gratarola de ayer, asi que no podía fallar.

Manteles de tela, 5 cubiertos, copas de cristal y musica funcional francesa. Eso si... C en patas con los pies sobre la mesa le daba un toque descontracturado al lugar.

La moza de sonrisa agradable nos ofreció unos snaps... una arguardiente de 40° de graduación alcoholica que se toma en un chupito y que en este caso particular tenía un dejo de anís. Algo similar a un jagermeister, pero más fuerte. No sé si será una bebida curativa, pero estoy seguro que sirve para limpiar cualquier peste.

Un rato despues de haber ordenado la comida y para eso de las 14:40, C ya estaba comenzando a cortar el clímax del lugar. Al grito de "tengo hambre, QUIERO COMER!!!" fue que entendemos se aceleraron en la cocina la entrega de los platos.
Hasta ese entonces, de nuestro lado no hubo forma de calmarlos. Intentamos mostrarle las fotos de las paredes, jugar al veo veo y hasta darles un sorbo de cerveza. 

Sin resultados positivos, decidimos relajar, tomar el chupito y que fuera lo que tenga que ser.  Después de todo, si nos terminaban rajando de una patada del lugar, al menos íbamos a evitarnos pagar la cuenta.

De almuerzo probamos las famosas smørrebrød. Un plato tradicional de la cocina danesa que consiste en una rebanada de pan de centeno oscuro, conocido como rugbrød, cubierto con una variedad de ingredientes. Esa es la descripción del plato, pero la traduccion literal al español creemos que es "terompoelupiteporunpedazodepan".
Los distintos toppings que elegimos en esta oportunidad fueron uno de pollo, otro un filete de pescado frito, dos con salmón y uno de arenque.
Salimos del lugar cojos pero felices.

Para las 16 estábamos en los jardines del castillo de Rosenborg. No tengo idea qué será de este castillo, quién lo hizo, ni para qué se debe estar usando ahora.
Lo que sí vimos es que tiene unos jardines que invitan a tirarse a reposar. Mucho más si en el medio tiene una plaza con juegos donde mientras estiras las patas, tus hijos descargan energía.

       

Y el éxito fue por sobre lo esperado. B y C terminaron jugando con dos amiguitos que se hicieron en la plaza. Mathias y Eliot de 8 años estaban colgados de un arbol y fueron interceptados por C quien los increpó diciendo que "lastimaban al arbol". Como claramente los niños no entendían español, se ve que entendieron que querían jugar. En consecuencia los peques terminaron jugando un poco al futbol y otro poco a ser trepadores. 

Luego de estirar las patas provechamos para acercarnos a Nyhavn, que estaba a una pocas cuadras. Si estas cerca, siempre es buen plan pasar y sacar algunas fotos de estas coloridas casas.

Ya volviendo para la casa y despidiéndonos de Copenhague hicimos una pasada por la playa para ver el atardecer.

Ya en la casa terminamos la noche con un vinito, unas salchicas, pizza, unos nuggets. Festejamos el cumple de Jorge con una vauquita que improvisó una torta.