sábado, 23 de septiembre de 2017

EU2017 - Día 10 - Betanzos - Fragas del Eume - 23/09/2017

by L

Con 11 horas de sueño, abandonamos Santiago en nuestro nuevo auto. Cuando fuimos a retirarlo, nos propusieron hacer un upgrade para ir más comodos... Pero las rayitas dijeron que no. Mala elección... Cuando volvimos a la casa a buscar a la tropa no había tetris que nos ayude a meter todo adentro. Mal nos veía haciendo 150 km siendo ensandwichada entre el huevito de B y el booster de F.
Sin contar con la tolderia que teníamos por decoración porque la ropa que habíamos lavado no se había secado...
Bodies de B, calzones de G, medias de F ... Todo muy placentero (foto 1 y 2)

A unos 20 km paramos a almorzar en Betanzos. Un poco pueblo pequeño del siglo 12 que parecía quedado en el tiempo. No solo por sus casas viejas sino porque todos sus habitantes rondaban los 80. Cómo hace esta gente para seguir subiendo esas callejuelas empinadas, o escaleras eternas? (fotos 3-5)

Descubrimos una feria de productos locales en la plaza central que nos permitió deleitarnos con tortas y quesos. (foto 6)

Pasado el mediodía, partimos con dirección a Fragas del Eume. Al parecer estos gallegos no tienen muy claro cómo preparar indicaciones para ubicar un lugar. Hasta la página oficial del parque tiene mal las coordenadas que nos mandaba al centro de la misma nada. Pero gracias a los carteles pudimos dar con ella. En unos intento de conseguir información en el centro de visitantes y preocupados cambiando a B, me percato que F estaba muy silenciosamente haciendo pinturas rupestres en la puerta del auto con una piedra. Pálidos quedamos al ver los rayones que el auto negro inmaculado tenía como nueva decoración. Ya veremos cómo resolver este tema pero nos trajo recuerdos dolorosos de nuestra visita a Irlanda (ver aventura con los cuervos)

Esta reserva natural es todo un bosque encantado. Recorrimos sus senderos, cruzamos sus puentes colgantes, y visitamos un monasterio en la cima de la colina del siglo 11. B se durmió todo y F nunca potreo tanto... Además de piedritas y palos para ahuyentar a los lobos, cosechó un par de caídas. (fotos 7-13)

Tarde y cansados, pero fascinados por las aguas verde esmeralda del río Eume, partimos a nuestra nueva morada ubicada en Carballo Blanco. Toda una sorpresa la casa de Encarna. Cálida y bien equipada, nos recibió hasta con un bizcochuelo casero alucinante que deleitamos en la mañana. Solo que dormimos con la luz prendida porque la presencia de un cuadro de "la nena" (Valen, te acordás de la nena) en el living. Veremos si pasamos la noche sin sobresaltos.













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