Nos despertamos temprano con el cantar de estos bellos animalitos que hoy por suerte estaríamos dejando atrás.
Hoy, además, nos estaría dejando el tío Leo. Su avión partiría desde el aeropuerto de Sevilla con destino final la gran ciudad de Barcelona.
Sin mucho tiempo para despedirnos de los gallos, armamos las mochilas, montamos el tetris en el pitufo y dejamos Portugal.
Tras una nostálgica despedida acompañada de gritos de B queriendo irse con el tío, dejamos a Leo y partimos a nuestro nuevo destino, Jerez de la Frontera (nuevamente España).
Para hacer tiempo, paramos en un IKEA en la entrada de Jerez. Para el que no conoce IKEA, es un especie de Easy/Sodimac, con hormonas. Cuenta con showrooms donde arman departamentos con los productos que te venden. Desde un peluche, hasta una cocina. Se caracteriza por ofrecer una amplia variedad de productos de decoración, de una calidad buena, muchas veces orientados a ser funcionales, de buen diseño y a precios accesibles (para los europeos claro).
Tras entrar a este pequeño minimundo de ambientes de revista, sinceramente me costó mucho identificar quién de los 3 estaba más excitado. C, agarrando las mil y una cosas que tenía a su alcance, B gritando "esta casa es una belleza", o L enloquecida, metiendo cosas en el changuito con la ingenua ilusión de que íbamos a poder llevarnos algo de todo eso (1-5).
Para colmo, nuestro curso era como el de un huracán. Tras nuestro paso, solo caos y desorden iba quedando atrás. Deben odiarnos fuerte.
Si bien pudimos llevar 3% de lo que nos gustaría, algo llevamos.
Por la tarde, pudimos hacer el checkin en nuestra "nueva casa temporal" que estaba ubicada en el casco histórico de Jerez.
Tras un paso por una plaza de juegos (6-8), recorrimos la Plaza del Arenal. Luego pasamos por la plaza de la Asunción (km 0 de la ciudad) que cuenta con su Cabildo Antiguo y la Iglesia San Dionisio. Muy bonito todo (9-11).
Pero lo más importante... Jerez es conocida por sus vinos. Por lo que la manera de recorrerla es haciendo la ruta de los tabancos (tabanco = taberna en la que además de poder degustar vino, este tiene que venderse a granel directamente de la bota).
Como todos a esta altura ya imaginarán, nuestra ruta por los tabancos contó con una única parada. Y esta fue en el "Tabanco Plateros" donde comimos un queso ahumado, un albondigón, una carne mechá, una caña y obviamente un vino de jerez (12 y 13).
Volviendo a la casa, tuvimos 33 segundos de paz. Fue cuando B le mostró a C una torre que tenía un reloj. Sin acercarme mucho, escuché cómo le contó sobre su parecido con la torre del reloj de volver al futuro. En ese momento, los miré, respiré y me pregunté... Llegará el día en el que se cuiden solos?
Con ese pensamiento me fui a dormir.
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