17/07/2023

AM2023 - Día 12 - Viaje a Orlando - 17/07/2023

by G

Hoy nos levantamos y B comenzó a apoyar el pie. La buena noticia es que devolvimos la silla y comenzó a caminar.

Sin buceo aprovechamos a desayunar como corresponde. Hoy sí me clavé un omelette con toda la magia. Me paré delante del morocho y le dije "all in my friend". Me entendió.
Mi intención no era incluir esos pequeños pimientos verdes con semillitas asesinas, pero bueno... le dimos batalla.

Por la mañana acomodamos las valijas y los peques disfrutaron de los últimos minutos de pile.
Las noticias indican que en Orlando están teniendo picos de calor históricos por lo que se vienen días donde sudaremos la gota gorda.

El taxi nos retiraría a las 14 del hotel, por lo que, sin hambre nos sentamos a almorzar. Más que nada por los chicos. Y para no dejarlos solos, también los acompañamos. Comida que estuvo de más.

Hacer tiempo en un restaurante con aire acondicionado puede sonar a un buen plan. No lo es cuando vas con dos niños aburridos.
Después de 20 minutos de paz, los niños comenzaron a corretearse por el lugar jugando a darse latigazos con las servilletas de tela.
La gente nos miró con cara de compasión. Another day in paradise.
La mala noticia es que B comenzó a caminar.

Nuestro conductor al aeropuerto fue Kegon. A Kegon le gusta la música de los 90s, la velocidad y andar tirándole bocina a quienes hacen alguna maniobra que él considere indebida. Ostenta el récord Jamaiquino con un total de 248 bocinazos el 24 de Febrero del año pasado.

El aeropuerto de Montego es chiquito, pero casualmente toda la gente del lugar estaba en nuestra fila.
Por suerte, la corrección del nombre de la abuelita salió sin problemas y sin gastos extras. Lo que no salió del todo bien fue el avión que dio con una demora de más de dos horas.

En total fueron 3 horas esperando en el embarque con los niños descontrolando el aeropuerto.

Luego de eso el viaje no fue malo, pero aterrizamos a las 23:30, para luego esperar 1 hora a que nos den el auto y terminar llegando al hotel a las 2. Fue duro.
Los nenes tirados en el piso de Avis, gritando y pataleando. Con una mezcla de sueño y hambre. Un combo explosivo.

Por suerte en el medio encontramos un McDonald's abierto (no había muchas más opciones) y con eso al menos pudimos hacer que C deje de gritar "tengo haaaambre".







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