jueves, 6 de julio de 2023

AM2023 - Día 1 - El inicio de la aventura - 6/07/2023

by G

Y un día nos fuimos. Una nueva aventura en puerta con algunos tintes diferentes para meterle condimento a la cosa.

Un barco que se agranda. Ya no somos más solo L y G. Ahora somos L, G, B, C, el abuelo, la abuela, Gachi, Pachi, ella, el novio, el ex novio, y estos dos pelotudos...
(perdon pero no me pude resistir)

Salimos de casa un día Miércoles 5 a las 17hs cuando los abuelos nos pasaron a buscar. Nervios por la excitación de los chicos, un golpe rutinario en la cabeza de C luego de estar jugando con su hermano y, como si fuera poco, una injusta derrota calamar que llegaba desde Mendoza.

A las 17:30 estábamos arriba de la combi....

El tiempo que perdimos por el tránsito clásico de Buenos Aires, lo recuperamos gracias al fabuloso beneficio que te brinda tener niños al momentos de hacer las colas en el aeropuerto.
Ya saben, tengan niños!

Antes de subir al avión, la euforia de los chicos rompió la tranquilidad del salón de Star Alliance. Claramente estos dos monstruos hicieron oídos sordos a los pedidos de los padres, el consejo de los abuelos, al dulce pedido de las meseras y a las advertencias que se escuchaban por los altoparlantes... "Recuerden que estamos en un salón donde se debe guardar silencio".
No tengan hijos...

Volamos en un Airbus A330. Uno de esos aviones que Aerolíneas Argentinas le compró a Tap y que al día de hoy deja ver sus huellas en una banderita bordada que aún resiste en el tapizado. Nos pareció espacioso y la comida no estuvo nada mal.

Durante el viaje, agradecí haber escuchado al gordo sabio una vez más y haber comprado dos colchones inflables que se colocan en el hueco donde van los pies y transforman el lugar en pequeñas camitas. El experimento fue un éxito y los niños durmieron todo el viaje.
Qué lindos que son cuando duermen. Se los ve tan angelicales.

Aterrizamos en Miami a las 7 y el día recién estaba empezando. Eso decía el reloj, pero claramente nuestros cuerpitos ya pedían una cama.

La escala de 8 horas en Miami se vivió de manera intensa. El fast charge de los nenes y un dejavu de Argentina. C y B corriendo alocados, a los gritos , y nuevamente el altoparlante pidiendo silencio. Solo que esta vez en inglés...
Ni la tablet los compro...

Y todo lo que sube rápido, baja repentinamente. Así fue como antes de abordar el avión hacia Jamaica, los dos cayeron como si hubiera revivido Monzon solo para aplicarles un uppercut y dejarlos knockout.

Subir a la aeronave fue extraño. Reconocimos 1 solo blanquito. El resto eran todos ojos que nos miraban con extrañeza a cada paso que dabamos. El mismo grado de extrañeza que tenían los nenes. Todo fue ingenuidad tierna hasta que b pregunto "por qué son todos negros?". Por suerte no entienden español

El vuelo a Jamaica fue en lo personal reconfortante. A un pasillo de distancia de mis hijos y con una Dr. Pepper en mano, fueron 1:40 minutos que me permitieron dormir, escribir y relajar un rato. Si no hubiera sido por el frío invernal de la cabina, todo hubiera sido perfecto.

A las 15.15 aterrizamos en Montego Bay. Nos bajamos del vuelo con la nariz de perro goteando y nos dirigimos al control de pasaporte.

La fila de control aduanero, caótica. Un poco por el contexto, otro por los gritos desaforados y el berrinche de C como nunca antes porque queria un caramelo.

Los gritos fueron tales que se nos acercó "una señora que tenía un uniforme distinto" y nos pidió amablemente que la acompañáramos a un cuartito que se encontraba al costado. Según ella, con los gritos de la nena no se puede escuchar nada. Sí, estaba gritando. Fuerte. Tirada en el piso, encaprichada, toda roja, al llanto de "quiero un caramelo".

El cuartito tenía la pinta de ser el lugar donde llevaban a las personas cuya justificación de ingreso no termina ser del todo convincente.

Nuestro caso no despertaba alertas. Argentinos, viniendo de EEUU, con un pasaporte italiano y declaraciones de ingreso flojas de papeles. Yo había puesto que íbamos a estar 11 días en el país, y al abuelo se le ocurrió poner 15, porque era casi lo mismo. A la señora no le cerró.

Luego de un rato de preguntas y de casi mearnos encima B y yo, fuimos liberados.

Salimos del lugar y retiramos nuestra movilidad por los próximos días. "No tenemos los que reservaron digo la chica de Sixt". En su lugar nos dieron un pan lactal japones (tiene literalmente todos los botones en Japones).

Así que con los controles en japonés, con el cansancio encima y manejado al revés salimos a la ruta.

Después de 2 horas de vegetación, curvas y ya con la noche encima llegamos finalmente a nuestro personaje en Ocho Ríos.









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