Increíblemente hoy tuvimos que despertar a los niños. Claramente el traqueteo de ayer los dejó muertos.
Por la mañana fuimos por nuestro primer desayuno. Lo que más me llamó la atención fueron los gordos con sus platos con medio kg de panceta. Entiendo la idea de comer a morir, pero acá hay gente que no va a llegar al próximo mundial.
Otra cosa que no deja de sorprenderme es cómo todos nos atienden con una sonrisa. Los jamaiquinos que conocimos hasta el momento distan bastante del estereotipo buena onda, siempre riendo que uno tiene en la cabeza. No es que sean mala onda, pero sí un poco secotes.
En cambio, pusimos un pie en esta gran cadena y acá todos nos sonríen. No importa lo que les digas, vas a obtener una sonrisa. Con uno hice la prueba de contarle un chiste malo. Malo de verdad. Solo para ver qué pasaba... y adivinen... se cagó de la risa. En lo personal me genera cierta incomodidad estar en un lugar donde sabes que la otra persona te sonríe para no perder su trabajo.
Eso sí, definitivamente es un lugar donde con dinero podés elevar tu autoestima por las nubes.
El plan para el día de hoy consistía en dejar el hotel y conducir hasta Negril. Lugar que alberga "la mejor playa de Jamaica".
Al salir de nuestra habitación, que da a la pileta principal, fue shockeante ver a un morocho todo aceitado, con músculos prominentes, y una gran sonrisa pintada saltando y gritando en lo que parecía ser una clase de aquagym. Del otro lado de la escena, un montón de gordas en el agua tratando de seguir sus pasos hipnotizadas. La escena se completaba con otros gordos, sentados en la barra trasera de la pileta con tragos y cervezas en sus manos.
No pude dejar de reírme por dentro al ver la similitud entre aquel personaje y el de las pelis de Adam Sandler. Para los que no lo tienen, hablo de Terry Crews. Les dejo una escena:
El camino hasta Negril constó de 2 hs. Fuimos hasta donde nos apuntó google maps al buscar "seven miles beach". Nos encontramos con un parador muerto y un morocho todo falopeado con un chaleco salvavidas todo roto diciéndonos con su mirada perdida en el horizonte que era él guardavidas del lugar y consultándonos por si queríamos hacer algún deporte acuático.
Sinceramente no pude identificar si mi cara o la de este pobre cristiano estaba más volada. Yo, por lo sorprendido de la situación bizarra. Él por los claros efectos de sus estupefacientes los cuales también nos terminó ofreciendo en presentación de 2 unidades por el módico precio de 5usd. Según el abuelito "eran más gruesos que un falso convencional".
La playa terminó siendo muy buena, pero el calor sofocante nos terminó ahuyentando. Para las 15:30 decidimos huir y refugiarnos en el aire acondicionado de nuestro querido pan lactal.
Mi recomendación después de haber vivido la experiencia de Negril es ir, en caso de estar cerca. No hacer 4hs de manejo sólo para esto.
La cena fue en un resto de comida de mar. Cangrejos, pescado, ostras y almejas entre otras cosas. A los niños les dio un poco de impresión, sobre todo las patas de los cangrejos.
La noche terminó con un concurso de break dance en la playa. El abuelito demostró una vez más sus destrezas dancísticas y ganó el certamen gracias al aplausómetro de la gente. Les dejo un video de la final del concurso para quienes se animen a verlo bajo su propia responsabilidad.
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