domingo, 9 de julio de 2023

AM2023 - Día 4 - Port Antonio - 9/07/2023

 by G

Ya no vamos a mencionar más la rutina de C por la mañana. Salvo indicación contraria, pueden asumir que todos los días C nos levanta a las 6:30 y las 7:00 indicando que salió el sol.

La única diferencia de hoy fue que los primeros que se la fumaron fueron los abuelos. A eso de la 1 de la mañana, me levanté sigiloso, me puse el traje de ninja nocturno y la pase a la habitación de ellos. Debo confesar que en el trayecto sentí algo de culpa. No me duró mucho.
Eso si, llevarla dormida era como estar acarreando una granada sin seguro. Cualquier movimiento en falso, cualquier tropiezo, hubiera hecho activar la bomba. Y si la bomba explota, se iba a despertar B y ahi si que los superabuelos nos pegan una superpatada en el culo a L y a mi.

Durante la mañana dudamos de salir. B se levantó aun con molestias y no quería saber nada con rajar.

Salimos a eso de las 10 y pico luego de un desayuno y para cuando B ya estaba mejor.

Siendo Domingo por la mañana nos llamó la atención la poca gente en la calle. Mirando un poco más de cerca notamos que las iglesias (muchas y variadas) estaban llenas.

Acá abundan las Iglesias, los desarmaderos de autos y los vendedores callejeros ofreciendo las cosas más extrañas (ollas en medio de la ruta y hasta un caballete con herramientas de construcción). Eso sí, sin importar el tipo de artículo que fuera eje de su negocio, siempre iban a tener algunas bananas para vender. 

Hoy conocimos Frenchman's Cove Beach. Una gema escondida donde el agua de la Blue Mountain se junta con el mar. Una playa paqueta, con aguas turquesas, arena fria y  blanca, palmeras y el clásico olor a Jamaica que no podía faltar.

Al llegar, solo había 4 autos por lo que la playa era nuestra.

Siendo el medio día, optamos por refugiarnos del sol debajo de una palmera. Desde el día que en casa nos cayó una bala en el techo del auto le tengo respeto a lo que pueda llegar a caer desde el cielo. Y en este caso veía un riesgo inminente en el racimo de cocos.
Si bien se los veía verdes, cada vientito que soplaba movía la palmera y me hacía temblar.

Pasado el mediodía la playa comenzó a poblarse. Sospechamos que la gente empezó a salir de las iglesias y se vino a pasar el día a la playa. Se los veía en grandes grupos. De unas 20 personas. Se juntaban en rondas y hacían, lo que al menos a mi me pareció, una especie de duelos de gospel (hermoso como cantaban). No se si eran las alabanzas al señor, los bailes, los cantos o el perfume del ambiente, pero ellos se cagaban de la risa.

El día estuvo espectacular. C se hizo de una amiga a la que le acaparó los moldes para hacer castillos y B se la paso en el agua.

Si no fuera porque a hB le entró arena en el ojo y que estuvo unas 3 horas de reloj llorando e insultando a la playa, hubiera sido ideal. 

Para las 17, dejamos el lugar y volvimos a la casa. Comimos y a dormir temprano que mañana comenzariamos la ruta de regreso a Montego Bay.










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