Amanecimos en vuestra casita de cartón en St. Petersburgo. Claramente esta gente no leyó el cuento de los 3 chanchitos. O lo leyeron y no le tienen miedo. Si viene el lobo acá hace un desastre.
Los nenes durmieron hasta las 9. Se nota que acarrean un cansancio del viaje que nos hace bien a los grandes. Duermen como 2 angelitos. Qué lindos son cuando duermen...
(Escribo estas líneas mientras me encuentro en el baño y los dos monstruos me golpean la puerta. Parece que la casa se viene abajo con cada golpe).
Extraño poder pegarles una patada en el upite y mandarlos con los abuelitos.
Por la mañana fuimos a la playa de St. Pete (se lee "Sant pit", manga de mal pensados).
Agua caliente al punto de molestar. Es increíble pero la temperatura del agua es superior a la temperatura exterior. Y eso que afuera hace un calor que quema. Meterte al agua es como introducirte en un caldito de verduras a punto de llegar al hervor.
Fue catalogada como la playa N1 de EEUU en el 2021. Aguas Esmeraldas y arenas blancas.
Los niños nadaron, jugaron con la pelota e hicieron castillitos (yo fui uno de esos niños).
Por la tarde fuimos a recorrer la ciudad de Tampa.
Arrancamos en Ybor City conocido por sus boutiques y tiendas vintage.
Dejamos el auto por 1usd la hora (las primeras 2 gratis).
En Ybor City podés encontrar casas de puros, tattoo, bares a los que no te dejan ingresar con cuchillos ni armas, a yoda re loco. Hasta unos gallos dando vueltas por la calle! Ahh y no te pierdas el habano fálico de 3m de altura.
Al parecer un tal Vicente Martínez Ybor fue el empresario español famoso por ser el constructor de un complejo residencial, industrial y de ocio que acabaría recibiendo el nombre de Ybor City. Fue el pionero de la industria de los cigarros en Florida. Yo le veo un parecido al alcalde Humdinger de los Paw Patrol. No se si tendrá relación.
Para continuar nuestro recorrido, nos subimos al tranvía, que después de 11 paradas, nos dejaría en el downtown.
Edificios altos, un lugar pintoresco y lindo para caminar. Sobre todo por la rivera del Hillsborough River.
Les juro que por más que el agua se vea negra, en el río un delfín pasar. No fue el humo que salió del cafe shop de Ybor City. Lo prometo!
Buscando un poco encontré que es muy común ver delfines en este río.
Luego encontramos una gran plaza de juegos donde los peques agotaron energías.
Con el primer "tengo hambre* de C decidimos emprender la vuelta.
Volvimos en el tranvía hasta Ybor City. A medida que fuimos dejando el downtown y metiéndonos en la Ybor mas oscura y nocturna, me dio la impresión que estábamos entrando en Sin City.
De regreso en casa, una lasaña, helado y a dormir!
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