18/12/2025

AS2025 - Día 13 - Koh Tao - 2025-12-19

by N

Hoy nos levantamos temprano porque el plan era ambicioso y el mar no perdona.
Los chicos se fueron a bucear primero: Twin Rock para entrar en calor y White Rock después.
En el primer buceo vieron una tortuga, como para arrancar el día bien arriba. El segundo buceo fue un poco menos tranquilo... G vomitó dos veces dentro del regulador, confirmando que el vómito submarino existe, es posible y, aparentemente, reciclable: los peces se encargaron de él al instante. Eco-friendly total.
Todo esto sucedió sin que su buddy, V, se enterara de absolutamente nada. Lo cual abre dos teorías: o G es un ninja del vómito acuático, o V bucea en una realidad paralela.
Como si eso fuera poco, a V le sangró la nariz, cerrando el combo de "buceo tormentoso". Volvieron enteros, sí, pero claramente averiados, con esa mirada perdida de quien acaba de entender que el océano no siempre es mindfulness.

 

 

 

Cuando ellos regresaban, era el cambio de guardia. Nosotras íbamos al agua y ellos se quedaban con los chiquitos. Verlos volver de su primera salida en ese estado no ayudó en absoluto a la "paz mental" femenina. Una espera relatos de peces y corales, y recibe historias de fluidos en suspensión y narices sangrantes.
No sabíamos qué nos depararía a nosotras el mar, pero teníamos una misión clara: demostrar que las mujeres empoderadas podíamos más que los débiles hombres. Y lo logramos.
Yo tuve un pequeño momento entre el primer y segundo buceo donde me mareé un poco, pero mi misión no podía fallar. Me concentré tanto, respiré tan profundo y me convencí tan fuerte, que el mareo se fue solo, intimidado por mi feminismo.
El primer buceo fue básicamente para ponernos a tono. Fuimos a un barco hundido que, siendo honestas, no tenía demasiado para ver. El segundo fue en White Rock, donde sí apareció un poco de magia: peces payaso, peces ángel, peces globo y varias especies más sacadas directamente de Buscando a Nemo.
No vimos tortugas como los chicos, pero terminamos invictas, dejando oficialmente confirmado quién es el sexo fuerte.
Mañana nos esperan dos inmersiones más a cada dupla. La confianza está alta.

 

A la tarde hicimos playa un rato y decidimos volver temprano a cambiarnos y salir a comer antes, con la esperanza de que esta vez tuviéramos más suerte que ayer y pudiéramos llegar a la cena sin el clásico “tengo sueño”.
Fuimos una vez más a lo de Mama Piyawan. Y menos mal que llegamos temprano, porque a eso de las 7 y media el lugar explotó de gente.
Mama, con su sonrisa inalterable, intentaba ubicar a todo el mundo. Comimos el famoso Mango Sticky Rice, que es un arroz dulce con crema de coco y mango fresco. Para mí, un postre delicioso, ideal para cerrar un día intenso.
Y como ninguno de los niños había dicho que tenía sueño, decidimos estirar la noche. Los tentamos con un panqueque con Nutella, esa moneda universal que compra felicidad infantil sin esfuerzo.
Después, caminata por la playa, arena tibia, mar oscuro y el infaltable show de fuego de Koh Tao, con antorchas girando, música y caras de fascinación general. Esos momentos donde pensás que este tipo de noches son exactamente las que justifican cruzar medio planeta.
Volvimos cansados, salados, felices y sin vómitos adicionales.
Un cierre perfecto.

 


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