by N
(G: Siii!! conseguí una coautora para este viaje!)
Comienza el gran día interminable. Es momento de despegar rumbo a nuestro primer destino: Pekín. Todo viene transcurriendo con una calma que por momentos asusta. Nos despertamos a las 5 AM para dejar nuestro hotel Mercure de São Paulo. Llegamos al aeropuerto de Guarulhos, despachamos nuestras 6 mochilas, las cuales por suerte fueron etiquetadas como equipaje frágil por tener correas y tiras por todos lados. Al final, ser hippie con OSDE nos dio un beneficio extra.
9 h 22 min nos separaban de nuestra primera escala: Madrid. En el primer tramo todo transcurrió cálidamente, la tecnología salvadora hizo que el viaje se viviera de forma apacible… hasta que empezó la turbulencia y todo se volvió tenebroso cuando C me dice: Tía, me duele la panza, tengo ganas de vomitar.
Mi primer pensamiento fue: por qué será que quedé de nuevo sentada al lado de estas dos Oompa Loompas? Mi segundo pensamiento, fue que no trajimos muda de ropa en la mochila de mano. Mi tercer y último pensamiento: L, G y V me deben mucho por este sacrificio.
Por suerte fue una falsa alarma y todo siguió fluyendo con normalidad.
A las 23 hs llegamos a Madrid para nuestra escala y no entendíamos bien si debíamos permanecer en el avión o no. Las azafatas no hablaban inglés, así que cuando el malón de gente con ojos rasgados empezó a moverse, entendimos que había que bajar. Y así fue.
Debíamos volver al mismo avión y a los mismos asientos, pero dos horas después. Así que, ¿qué mejor momento para usar nuestros gloriosos pases VIP y emborracharnos un poco para encarar la segunda parte del viaje? 11 horas nos separaban de nuestro siguiente destino.
Con el cansancio generalizado, optamos por apagar todos los artefactos electrónicos y dedicarnos a dormir. Los que estaban más borrachos se durmieron ni bien despegamos; a otros nos costó un poquito más. No estamos muy seguros de que haya sido buena idea dormir, porque para nosotros era recién levantarse… y acá ya eran las 7 de la tarde
Finalmente aterrizamos en Pekín a las 19 hs. En total transcurrieron 26 horas desde que salimos de nuestro hotel en São Paulo y tuvimos que tomarnos un tren hasta buscar las valijas. Con los 0 grados que nos recibió Pekín no nos quedó más remedio que buscar abrigo en nuestras mochilas y ahora nos esperaba la tarea más difícil: tomarnos un Didi hasta nuestro hotel. Difícil la comunicación con los chinos, pero luego de varias idas para un lado y para el otro logramos encontrarnos con nuestros dos Didis y emprendimos el último viaje del día hacia nuestro hotel: 国际艺苑大酒店 (GUO JI YI YUAN, para los que hablamos en criollo). Una vez que llegamos, V y G fueron a buscar algunas provisiones para poder cenar y dimos por terminado el día.


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