26/12/2025

AS2025 - Día 20 - Koh Phi Phi - 2025-12-26

by L

Tercer día en el paraíso. El sol sigue ahí, eterno y demoledor, y el agua caliente como sopa. El plan de hoy era estratégico: nos atrincheramos en la playa del resort que tiene el centro de buceo.
No solo estábamos a un paso de los tanques, sino que el lugar tenía una pileta de la que, muy sutilmente, nos fuimos adueñando. Todo empezó por culpa de la entrepierna de B, que tras una "paspadita" épica ya no aguantaba el ardor del salitre del mar.
Lo que empezó como un refugio médico de emergencia para sus partes nobles, terminó en una ocupación familiar a gran escala. Cada tanto pasaba un tailandés del staff, nos miraba con una mezcla de desconcierto y resignación, y seguía de largo. Ya somos parte del mobiliario.

Koh Phi Phi es un crisol de culturas, si por "culturas" entendemos rusos, alemanes y polacos hablando idiomas que suenan a una licuadora llena de piedras. El respeto por la naturaleza brilla por su ausencia: latas de birra y botellas de agua (¡a medio llenar!) quedan tiradas como ofrendas del olvido en la arena.
Pero lo mejor son los personajes de WALL-E. Flotan en el mar arriba de esas redes con almohadas, dejando que sus cuerpos monumentales boyen sin rumbo, entregados a la inercia.

  

   

Para las 16:00, los chicos volvieron del buceo alucinados: vieron medusas, puffer fish (peces globo para los amigos), una tortuga. Estaban en la gloria hasta que el cielo se puso negro y se largó el diluvio universal. Huida táctica a los bungalows, donde los peques celebraron la lluvia porque significaba el regreso del único dios en el que creen ahora mismo: la tablet.

 

 

    

 

Cenamos de nuevo en el Paradise Pearl. Hamburguesas para los chicos y comida Thai para nosotros. Como ya nos sentíamos valientes y locales, pedimos platos "a bit spicy". Grave error.
El picante era tan potente que nos anuló las papilas gustativas; básicamente nos anestesiamos la lengua y los labios con curry. Podrían habernos operado ahí mismo sin anestesia.
Para cerrar la noche, el esperadísimo helado frito con frutas. Los chicos esperaban algo sofisticado, quizás un volcán de chocolate tailandés... pero lo que llegó fue una masa de dudosa procedencia, frita en un aceite que parecía haber sobrevivido a tres tandas de milanesas de la semana pasada.
Imaginen un helado de crema americana envuelto en una costra de fritura vieja, decorado con frutas de lata. Una decepción culinaria que quedará para la historia.


¡Mañana más! Será el turno de las chicas para zambullirse en este mar turquesa.

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